Ir al contenido
  • Inicio
  • Parroquia
    • Historia
    • Fotos
    • Carteles
  • Actividades
    • Aliatar
    • La semilla
    • Grupos Parroquiales
      • Pastoral Juvenil
    • Horarios
    • Fotos Actividades
  • Oración
    • El palmeral
    • Imagen del día
    • Evangelio del día
    • Santoral
    • 3 minutos con Dios
    • María
    • Libros
    • Cancionero
  • Enlaces
  • Contacto
Menú
  • Inicio
  • Parroquia
    • Historia
    • Fotos
    • Carteles
  • Actividades
    • Aliatar
    • La semilla
    • Grupos Parroquiales
      • Pastoral Juvenil
    • Horarios
    • Fotos Actividades
  • Oración
    • El palmeral
    • Imagen del día
    • Evangelio del día
    • Santoral
    • 3 minutos con Dios
    • María
    • Libros
    • Cancionero
  • Enlaces
  • Contacto
Buscar
Cerrar

Parroquia

Nuestra Señora del Carmen (Málaga)

Palmera

25

Volvemos a plantar palmeras... Queridos amigos de las palmeras: Paz y Bien. Después de un largo tiempo de desierto, comenzamos a plantar palmeras, una cada semana. Queremos un oasis con ciento cincuenta palmeras, como el número de salmos. Volvemos a sentarnos en el oasis, a la sombra, para leer historias que no sabemos si han sucedido o solamente son sueños...comenzamos esta etapa del Palmeral de los Sueños, aprendiendo historias para vivir los sueños. Un abrazo, José Manuel
Los tres royos

Palmera 25

El agresor espera agresión, no una respuesta creativa, inesperada, insólita. No sospecha la conmoción del poder incalculable de poner la otra mejilla.

El Palmeral

Haz clic en la Palmera que quieras leer. Iremos añadiendo las que todavía no están disponibles.

12345678910
11121314151617181920
21222324252627282930
31323334353637383940
41424344454647484950
51525354555657585960
61626364656667686970
71727374757677787980
81828384858687888990
919293949596979899100
101102103104105106107108109110
111112113114115116117118119120
121122123124125126127128129130
131132133134135136137138139140
141142143144145146147148149150

Los tres royos

Existía un monasterio que estaba ubicado en lo alto de la montaña. Sus monjes eran pobres, pero conservaban en una vitrina tres manuscritos antiguos, muy piadosos. Vivían de su esforzado trabajo rural y fundamentalmente de las limosnas que les dejaban los fieles curiosos que se acercaban a conocer los tres rollos, únicos en el mundo. Eran viejos papiros, con fama universal de importantes y profundos pensamientos.

En cierta oportunidad un ladrón robó dos rollos y se fugó por la ladera. Los monjes avisaron con rapidez al abad. El superior, como un rayo, buscó la parte que había quedado y con todas sus fuerzas corrió tras el agresor y lo alcanzó:

«¿Qué has hecho? Me has dejado con un solo rollo. No me sirve. Nadie va a venir a leer un mensaje que está incompleto. Tampoco tiene valor lo que me robaste. O me das lo que es del templo o te llevas también este texto. Así tienes la obra completa.»

«Padre, estoy desesperado, necesito urgente hacer dinero con estos escritos santos».

El abad le dijo «Bueno, toma el tercer rollo. Si no se va a perder en el mundo algo muy valioso. Véndelo bien. Estamos en paz.» y lo dejó ir con el tesoro.

Los monjes no llegaron a comprender la actitud del abad. Estimaron que se había comportado débil con el rapaz, y que era el monasterio el que había perdido. Pero guardaron silencio, y todos dieron por terminado el episodio.

Cuenta la historia que a la semana, el ladrón regresó. Pidió hablar con el Padre Superior:

«Aquí están los tres rollos, no son míos. Los devuelvo. Te pido en cambio que me permitas ingresar como monje. Cuando me alcanzaste, todo me esperaba menos que tuvieras la generosidad como para darme el tercer rollo, la confianza en mí como para creer el valor de mi necesidad y que todavía me dijeras que estábamos en paz, perdonándome con mucha sinceridad. Eso me ha hecho cambiar. Mi vida se ha transformado».

Nunca ese hombre, había sentido la grandeza del perdón, la presencia de la generosidad excelente. El abad recuperó los tres manuscritos para beneficio del monasterio, ahora mucho más concurrido por la leyenda del robo y del resarcimiento. Y además consiguió un monje trabajador y de una honestidad a toda prueba.

AntAnterior¿Papi, que significa ser pobre?
Siguiente¡Sacúdete y sube!Siguiente
EL PALMERAL

Parroquia Nuestra Señora del Carmen (Málaga)

  • Calle Plaza de Toros Vieja, 23
    29002 Málaga
  • +34 952 311 647

Síguenos en Facebook: 

Facebook Twitter Instagram

Diseño: ParroquiaWeb