Queridos amigos del Palmeral de los Sueños: Paz y Bien
Al finalizar el curso revisamos si se han cumplido nuestros sueños, deseo que muchos se hayan hecho realidad, pido para sigamos siendo peregrinos ilusionados.
Se acerca el tiempo del descanso, del Oasis, de leer las historias de ese Palmeral que semana a semana hemos ido plantado, ojalá algunas nos alienten para el camino que nos queda…la travesía es cansada, por eso hay que alimentar los sueños.
Nuestras vidas son también cuentos de piratas que buscan tesoros; de héroes que luchan contra dragones; de náufragos que alcanzan una isla; de magos que convierten las casas pobres en chocolate; de zapateros bondadosos…que en este tiempo de descanso y Oasis contemplemos los prodigios de las estrellas que, en el silencio de la noche, nos ofrecen espectáculos inigualables; mirando a lo alto se puede soñar y escribir historias asombrosas.
Desde el Palmeral, un abrazo
José Manuel
Cuatro jóvenes amigos habían decidido pasar una tarde dando un paseo en barca por el lago. Se habían alejado mucho de la orilla, cuando el tiempo cambió.
Se nubló el cielo y estalló una tormenta. Olas cada vez más fuertes agitaban la barca como si fuera una tabla.
La barca comenzó a llenarse de agua y tres de los jóvenes echaron mano a cubos y todo tipo de recipientes para achicar el agua.
Pero el cuarto joven hacía exactamente todo lo contrario: echaba agua dentro de la barca
¿Qué haces? – le reprendieron los otros.
Hago lo que siempre me enseñó mi madre.
¿Qué cosa?
Ponte siempre del lado del más fuerte.