Ir al contenido
  • Inicio
  • Parroquia
    • Historia
    • Fotos
    • Carteles
  • Actividades
    • Aliatar
    • La semilla
    • Grupos Parroquiales
      • Pastoral Juvenil
    • Horarios
    • Fotos Actividades
  • Oración
    • El palmeral
    • Imagen del día
    • Evangelio del día
    • Santoral
    • 3 minutos con Dios
    • María
    • Libros
    • Cancionero
  • Enlaces
  • Contacto
Menú
  • Inicio
  • Parroquia
    • Historia
    • Fotos
    • Carteles
  • Actividades
    • Aliatar
    • La semilla
    • Grupos Parroquiales
      • Pastoral Juvenil
    • Horarios
    • Fotos Actividades
  • Oración
    • El palmeral
    • Imagen del día
    • Evangelio del día
    • Santoral
    • 3 minutos con Dios
    • María
    • Libros
    • Cancionero
  • Enlaces
  • Contacto
Buscar
Cerrar

Parroquia

Nuestra Señora del Carmen (Málaga)

Palmera

50

Volvemos a plantar palmeras... Queridos amigos de las palmeras: Paz y Bien. Después de un largo tiempo de desierto, comenzamos a plantar palmeras, una cada semana. Queremos un oasis con ciento cincuenta palmeras, como el número de salmos. Volvemos a sentarnos en el oasis, a la sombra, para leer historias que no sabemos si han sucedido o solamente son sueños...comenzamos esta etapa del Palmeral de los Sueños, aprendiendo historias para vivir los sueños. Un abrazo, José Manuel
La olla embarazada

Palmera 50

Tú puedes elegir lo que quieras, pero no puedes ser independiente para lo que es más fácil, y no serlo en lo que es más costoso. Tu criterio, tu libertad, tu independencia y el aumento de tu responsabilidad vienen juntos con tu proceso de crecimiento. En nuestro refranero se diría que hay que estar para las duras y para las maduras.

El Palmeral

Haz clic en la Palmera que quieras leer. Iremos añadiendo las que todavía no están disponibles.

12345678910
11121314151617181920
21222324252627282930
31323334353637383940
41424344454647484950
51525354555657585960
61626364656667686970
71727374757677787980
81828384858687888990
919293949596979899100
101102103104105106107108109110
111112113114115116117118119120
121122123124125126127128129130
131132133134135136137138139140
141142143144145146147148149150

La olla embarazada

Un hombre le pidió una tarde a su vecino una olla prestada. El dueño de la olla no era demasiado generoso, pero se sintió obligado a prestarla. A los cuatro días, la olla no había sido devuelta, así que, con la excusa de necesitarla fue a pedirle a su vecino que se la devolviera.

—Casualmente, iba para su casa a devolverla… ¡el parto fue tan difícil!

— ¿Qué parto?

—El de la olla. Ah, ¿usted no lo sabía? La olla estaba embarazada.

— ¿Embarazada?

—Sí, y esa misma noche tuvo familia, así que debió hacer reposo, pero ya está recuperada.

— ¿Reposo?

—Sí. Un segundo por favor –y entrando en su casa trajo la olla, un jarrito y una sartén.

—Esto no es mío, sólo la olla.

—No, es suyo, esta es la cría de la olla. Si la olla es suya, la cría también es suya.

“Este está realmente loco”, pensó, “pero mejor que le siga la corriente”.

—Bueno, gracias. Y el hombre marchó a su casa con el jarrito, la sartén y la olla.

Esa tarde, el vecino otra vez le tocó el timbre.

—Vecino, ¿no me prestaría el destornillador y una pinza?

—Sí, claro. (Ahora se sentía más obligado que antes.)

Pasó casi una semana y cuando ya planeaba ir a recuperar sus cosas, el vecino le tocó la puerta.

—Ay, vecino ¿usted sabía que su destornillador y la pinza son pareja?

— ¡No! –dijo el otro con ojos desorbitados— no sabía.

—Mire, fue un descuido mío, por un ratito los dejé solos, y embarazó ¡A la pinza!… Le traje la cría –y abriendo una canastita entregó algunos tornillos, tuercas y clavos que dijo había parido la pinza.

“Totalmente loco”, pensó. Pero los clavos y los tornillos siempre venían bien.

Pasaron dos días. El vecino pedigüeño apareció de nuevo. 

—He notado –le dijo— el otro día, cuando le traje la pinza, que usted tiene sobre su mesa una hermosa ánfora de oro. ¿No sería tan gentil de prestármela por una noche?

Al dueño del ánfora le tintinearon los ojitos.

—Cómo no –dijo, en generosa actitud, y entró a su casa volviendo con el ánfora pedida.

Pasó esa noche y la siguiente y el dueño del ánfora no se animaba a llamar al vecino para pedírsela. Sin embargo, a la semana, su ansiedad no aguantó y fue a reclamarle el ánfora a su vecino.

— ¿El ánfora? –dijo el vecino – Ah, ¿no se enteró? Murió en el parto. Estaba embarazada y murió durante el parto.

—Dígame ¿usted se cree que soy estúpido? ¿Cómo va a estar embarazada un ánfora de oro?

—Mire, vecino, si usted aceptó el embarazo y el parto de la olla. El casamiento y la cría del destornillador y la pinza, ¿por qué no habría de aceptar el embarazo y la muerte del ánfora?

AntAnteriorLos melocotones
SiguienteEl leñador tenazSiguiente
EL PALMERAL

Parroquia Nuestra Señora del Carmen (Málaga)

  • Calle Plaza de Toros Vieja, 23
    29002 Málaga
  • +34 952 311 647

Síguenos en Facebook: 

Facebook Twitter Instagram

Diseño: ParroquiaWeb