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Parroquia

Nuestra Señora del Carmen (Málaga)

Palmera

28

Volvemos a plantar palmeras... Queridos amigos de las palmeras: Paz y Bien. Después de un largo tiempo de desierto, comenzamos a plantar palmeras, una cada semana. Queremos un oasis con ciento cincuenta palmeras, como el número de salmos. Volvemos a sentarnos en el oasis, a la sombra, para leer historias que no sabemos si han sucedido o solamente son sueños...comenzamos esta etapa del Palmeral de los Sueños, aprendiendo historias para vivir los sueños. Un abrazo, José Manuel
La lección del carbón

Palmera 28

¡Gracias por ser parte de mi hoguera!

El Palmeral

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La lección del carbón

Un hombre, que regularmente asistía a las reuniones de un determinado grupo, sin ningún aviso dejó de participar en sus actividades.

Después de algunas semanas, una noche muy fría, el líder de aquel grupo decidió visitarlo. Encontró al hombre en casa, solo, sentado frente a una chimenea donde ardía un fuego brillante y acogedor. Adivinando la razón de la visita, el hombre dio la bienvenida al líder, lo condujo a una silla grande cerca de la chimenea y se quedó quieto, esperando una pregunta. Se hizo un grave silencio. Los dos hombres sólo contemplaban la danza de las llamas en torno de los troncos de leña que crepitaban.

Al cabo de algunos minutos el líder, sin decir palabra, examinó las brasas que se formaban y cuidadosamente seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas, retirándola a un lado del brasero con unas tenazas. Volvió entonces a sentarse, permaneciendo silencioso e inmóvil.

El anfitrión prestaba atención a todo, fascinado pero inquieto. Al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó, hasta que sólo hubo un brillo momentáneo y el fuego se apagó repentinamente. En poco tiempo, lo que era una muestra de luz y de calor, no era más que un negro, frío y muerto pedazo de carbón recubierto por una leve capa de ceniza. 

Muy pocas palabras habían sido dichas desde el ritual saludo entre los dos amigos.

El líder, antes de prepararse para salir, con las tenazas blandió el carbón frío e inútil, colocándolo de nuevo en medio del fuego. De inmediato la brasa se volvió a encender, alimentada por la luz y el calor de los carbones ardientes en torno suyo. Cuando el dirigente alcanzó la puerta para irse, el anfitrión le dijo:

– Gracias por tu visita y por tu bellísima lección. Regresaré al grupo. Buenas noches.

Maestro: ¿Por qué se extinguen los grupos? 

Muy simple: porque cada miembro que se retira le quita el fuego y el calor al resto. A los miembros de un grupo hay que recordarles que ellos forman parte de la llama y que lejos del grupo pierden todo su brillo. Todos tenemos que recordar que somos responsables por mantener encendida la llama de cada uno de los miembros y por promover la unión entre todos nosotros, para que el fuego sea realmente fuerte, eficaz y duradero.

No importa si a veces nos molestan tantos mensajes que llegan al chat, lo que importa es estar conectados, en silencio algunos, otros muy activos, los amigos y vecinos que están reunidos para aprender de ellos o para que les enseñemos algo. Mantengamos la llama viva. Aunque algunos sólo aporten de vez en cuando, ¡es bueno saber que mantienen su llama encendida!

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EL PALMERAL

Parroquia Nuestra Señora del Carmen (Málaga)

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