Dios es misericordioso con todas y cada una de las personas. Porque todas hemos sido creadas a su imagen y semejanza. Y por todas y cada una envió a su Hijo que, por nuestras culpas, fue inmolado en la cruz. De esta forma nos liberó de nuestras faltas. Quiere que seamos misericordiosos con los demás, como Él lo es con cada uno de nosotros. Un creyente que pretenda ser fiel a las enseñanzas del Evangelio no tiene que alejarse de practicar la virtud de la misericordia, porque ésta nos acerca a la bondad del Señor.
Fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios. Y Dios es amor. Por tanto, debemos vivir en ese amor que se nos ha dado y