Dio su vida por cada uno de nosotros. Eso sí es amor de verdad. Porque quien renuncia a sí mismo, a su propia vida, por amor a quien no lo merece, está demostrando que ama sin esperar agradecimiento. Esto es lo que también nosotros hemos de hacer: entregarnos por completo, sin poner límites, a Dios que se hace presente entre nosotros en los hermanos más necesitados.
La conciencia buena nos produce paz, interior y exterior, si actuamos conforme es nuestro deber como creyentes. Además de eso, nos sentimos alegres hasta tal