Desprendernos de lo superfluo está bien. Pero está mejor desprendernos de lo que consideramos necesario. Porque es en la pobreza completa donde se encuentra la felicidad que Dios promete a los que le siguen. En ella los santos nos dieron ejemplo que bien nos vendría imitar, si queremos caminar por la senda de los elegidos. Bien nos vendría ir dejando algunas de las cosas materiales que nos impiden caminar con más libertad por el camino de la santidad.
Claro que la verdad a veces duele, como cuando nos la aplicamos a nosotros mismos y no coincide con nuestra