Desde la humildad y el sometimiento total a la voluntad de Dios, María nos marca el camino que hemos de seguir, si realmente deseamos contribuir a que esta sociedad nuestra sea mejor. Ella llenará nuestras esperanzas, si la hacemos partícipe tanto de nuestras desventuras como de nuestras ilusiones. Alegrémonos por haber sido llamados a ser hijos de la Señora que nunca abandona a quienes acuden a ella.

Foto: J. Serrano Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos Adviento II (Mateo 3, 1-12) Los





