Tercera Estación
Jesús, bajando a los infiernos, muestra el triunfo de su resurrección
1 Pe 3, 18:
Porque también Cristo murió una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. Murió en la carne, pero volvió a la vida por el Espíritu y en él fue a pregonar a los espíritus que estaban en la prisión.
ORACIÓN
Más no resucitaste para ti solo.
Tu vida era contagiosa y querías repartir entre todos
el pan bendito de tu resurrección.
Por eso descendiste hasta el seno de Abrahán,
para dar a los muertos de mil generaciones
la caliente limosna de tu vida recién conquistada.
Y los antiguos patriarcas y profetas que te esperaban
desde siglos y siglos se pusieron de pie y te aclamaron, diciendo:
«Santo, Santo, Santo
Digno es el cordero que con su muerte nos infunde vida,
que con su vida nueva nos salva de la muerte.
Y cien mil veces santo es este Salvador que se salva y nos salva.»
Y tendieron sus manos y brotó este nuevo milagro
de la multiplicación de la sangre y de la VIDA.
Así como durante la Cuaresma hemos acompañado a Jesús en su camino de la cruz con el rezo del vía crucis como más razón os invitamos ahora durante este Tiempo de Pascua, a celebrar la realidad de la Persona de Jesús tal como ahora está: resucitado y repleto de luz.
Con 14 estaciones acompañaremos a Jesús en su triunfo con un texto del evangelio y una meditación escrita por José Luis Martín Descalzo.