Desde la delegación diocesana de catequesis queremos hacer algunas recomendaciones concretas y sencillas para comenzar la catequesis. Estamos en mitad de una pandemia, y debemos ser conscientes de que tenemos que convivir con la presencia del virus y, por tanto, protegernos lo más posible para proteger a los más débiles. Por tanto, he aquí lo que recomendamos encarecidamente.
- Que no cunda el pánico. Sí, parece una tontería de perogrullo, pero el pánico no nos ayuda a ver cuáles son las posibilidades de la parroquia, o de la realidad pastoral desde la que servimos a la Iglesia, y cuáles son las necesidades que no podemos ni debemos pasar por alto.
- No tengamos prisa. En los próximos días comenzará el curso escolar, y es mejor que dejemos un tiempo para ver cuál es la evolución de las medidas que se tomarán en los centros de enseñanza. Está claro que las parroquias no son “colegios”, pero compartimos normalmente parte del método en nuestra catequesis. Por tanto, esperemos al menos hasta octubre.
- Distancia de seguridad. Es esencial que los niños, jóvenes o adultos guarden la distancia de seguridad de metro y medio como mínimo.
- Mascarilla. Todos con mascarilla, incluido el catequista. Es sencillo y fundamental.
- Higiene y desinfección. Gel hidroalcohólico o solución higienizante para las manos, y desinfección de salones o templo antes y después de cada sesión. Y, por supuesto, que no se comparta el material necesario para la catequesis: cada uno que utilice su catecismo, su libro, y sus materiales. Y nada de hojas sueltas.
- Que corra el aire. Es esencial la ventilación. Si no se dispone de salones amplios con ventilación apropiada es preferible tener las sesiones en el templo parroquial.
- Atascos cero. Que no haya embotellamientos en pasillos, escaleras, ascensores o puertas de entrada y salida. Los embotellamientos son situaciones especialmente proclives al contagio del virus.
- La metodología. Respecto a este último punto, no debemos encerrarnos en una metodología “escolar” que pueda poner en peligro de contagio a niños, adultos, familias y catequistas, gran parte de los que son de edad avanzada y, por tanto, personal de riesgo. ¿Por qué no aprovechamos esta situación para ofrecer una catequesis kerigmática, basada en el primer anuncio del centro de la fe, que es Cristo, en un modo más celebrativo – mistagógico que escolástico, con la familia, en el templo parroquial? A través del año litúrgico y los materiales diocesanos que tenemos podemos darle un tinte diferente a la catequesis.
Nada más. A lo largo de este mes procuraremos ofrecer una pequeña guía de esta catequesis kerigmático – mistagógico – litúrgica que pueda servir para anunciar la Buena Noticia en este momento especialmente difícil.
Una última “puntilla”. Por si se da el caso de que cualquier pueblo, ciudad o la diócesis entera quedara confinada, ofreceremos una serie de enlaces y materiales que puedan servirnos para mantener el contacto con las familias y apoyarlas en esta dura situación. No se trata de seguir con una “catequesis online” que sirva para “cumplir expediente”, desde luego, sino más bien de ayudarnos a trabajar y animar la paciencia, a invitar al pueblo de Dios a rezar, a hacernos presentes de todas las formas posibles, a quebrarnos la cabeza para ver cómo podemos servir más y mejor a los que peor lo están pasando… A tener, en definitiva, un corazón eucarístico, como nos recuerda San Manuel González.
Mucho ánimo, y adelante, sin pánico, pero con mucha prudencia. Es lo que nos toca en este tiempo, si queremos servir a todos, especialmente a los más débiles.
Con Dios.