San Fidel de Sigmaringa nació en Alemania en 1577, en un hogar católico y noble. Fue un excelente abogado que defendió a los pobres. A los 35 años, dejó su profesión y se entregó a Dios entrando en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Fue un excelente predicador y un verdadero pastor para los más desfavorecidos. Llevó una vida observante de vigilias y oraciones. Fue enviado a predicar a la región suiza de Seewis. Un día, un grupo de protestantes le invitaron a que les predicara y, en medio de su predicación, la emprendieron a balazos con él. Logró escapar, pero fue alcanzado a las afueras del pueblo y le instaron a que se hiciera protestante. Se negó a ello y fue muerto a palos y con espadas. Sus últimas palabras fueron de perdón para sus asesinos. Murió el 24 de abril de 1622, a los 45 años. En 1729 fue beatificado por Benedicto XIII y Benedicto XIV lo canonizó en 1748. Es patrón de los abogados.
Otros santos del día:
• En Jerusalén, conmemoración de las santas mujeres María de Cleofás y Salomé, que, junto con María Magdalena, al amanecer del día de Pascua se dirigieron al sepulcro del Señor para ungir su cuerpo y recibieron el primer anuncio de la Resurrección († s. I).
• En Lyon, en la Galia, en la actual Francia, san Alejandro, mártir, que tres días después de la pasión de san Epipodio fue sacado de la cárcel, azotado y clavado en una cruz hasta expirar († 178).
• En Nicomedia, en Bitinia, hoy Izmit, en Turquía, san Antimio, obispo, y compañeros, mártires en la persecución bajo el emperador Diocleciano. Antimio, por confesar a Cristo, recibió la gloria del martirio al ser decapitado, y de la multitud de sus compañeros, unos fueron degollados, otros quemados vivos, otros abandonado en alta mar sobre naves, según dispuso el juez († 303).
• En Illiberis, hoy Granada, en la Hispania Bética, san Gregorio, obispo, cuyo libro “Sobre la fe” fue alabado por san Jerónimo († s. IV).
• En las cercanías de Blois, en la Galia Lugdunense, en la actual Francia, san Deodato, diácono y abad, que después de llevar vida anacorética, reunió discípulos a los que presidió († s. VI).
• En Canterbury, en Inglaterra, san Melito, obispo, que, siendo abad, fue enviado por el papa san Gregorio I Magno a Inglaterra, donde fue ordenado obispo de los sajones orientales por san Agustín, y, después de sufrir muchas tribulaciones, accedió a la sede de Canterbury († 624).
• En York, en Northumbria, en Inglaterra, san Wilfrido, obispo, que, después de trabajar con todo esmero, fue obligado a abandonar su sede y murió entre los monjes de Ripon, de quienes fue abad durante un tiempo († 709).
• En la isla de Iona, en Escocia, san Egberto, presbítero y monje, que se preocupó en la evangelización de varias zonas de Europa y convenció, ya anciano, a los monjes de Iona para que aceptasen el cómputo romano del día de Pascua, entrando a celebrar la eterna fiesta al término de la misa de la solemnidad pascual († 729).
• En Mortain, en Normandía, región de Francia, san Guillermo Firmato, eremita, que antes había sido canónigo y médico en Tours, pero después de una peregrinación a Jerusalén, se retiró a la soledad hasta su muerte († 1103).
• En Anjou, en Francia, santa María de Santa Eufrasia (Rosa Virginia) Pelletier, virgen, que fundó el Instituto de las Hermanas del Buen Pastor, para acoger piadosamente a las mujeres de vida ligera, llamadas Magdalenas († 1868).
• En Dinan, en Francia, san Benito (Ángel) Menni, presbítero de la Orden de San Juan de Dios, fundador de la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús († 1914).
• En Roma, santa María Elisabet Hesselbald, virgen, la cual, oriunda de Suecia, después de varios años de trabajar en un hospital restauró la Orden de Santa Brígida, notable por su solicitud hacia la contemplación, la caridad para con los necesitados y la unidad de los cristianos († 1957).
(Del Martirologio Romano)