San Cirilo nació en Jerusalén hacia el año 315. Poco se sabe de su niñez. Parece que fue monje, dedicado al estudio de la Sagrada Escritura y a la vida de oración y penitencia. Fue ordenado sacerdote en torno a sus 30 años. Pronto sucedió a san Máximo como obispo de Jerusalén. Durante los primeros años de su episcopado, realizó una gran actividad, reconocida por san Basilio el Grande, que visitó aquella iglesia el año 357. Tuvo que luchar contra la herejía arriana (que negaba la naturaleza divina de Cristo), lo que le llevó varias veces al destierro, durante largos períodos de tiempo. Repuesto, finalmente, en la sede episcopal de Jerusalén en el año 378, intentó reorganizar su iglesia, alentando a los católicos en la fe firme y buscando la unidad y fraternidad de los creyentes. Murió en el año 386, después de haber logrado pacificar, en parte, la comunidad y haber reincorporado a la fe verdadera a algunos grupos que se habían alejado de ella. De espíritu pacífico y conciliador, prefería enseñar, a polemizar. León XIII le nombró doctor de la Iglesia en 1882, por su enseñanza firme y constante, sin concesiones, de la verdadera fe, con un estilo catequístico más que teológico. Sus escritos exponen de forma sencilla y pastoral la fe cristiana, manteniendo plena vigencia en la actualidad. Cirilo se mostró siempre como defensor sin fisura de la fe que profesaba la Iglesia de Roma y estuvo incondicionalmente unido a ella, pese a los destierros y sufrimientos morales que por ello tuvo que soportar.
Otros santos del día:
• Conmemoración de san Alejandro, obispo y mártir, que, yendo de Capadocia a Jerusalén, recibió el encargo pastoral de la Ciudad Santa, donde fundó una preciosa biblioteca y abrió una escuela, y cuando destacaba por la venerable y longeva edad, fue conducido a Cesarea durante la persecución bajo Decio, completando con un glorioso martirio su confesión de Cristo († hacia el año 250).
• En Lucca, hoy Etruria, en la Toscana, en Italia, san Frigidiano, obispo, el cual, oriundo de Irlanda, reunió clérigos en un monasterio, desvió el río Sérculo por otro cauce para bien del pueblo, logrando un nuevo fértil territorio, y convirtió a la fe católica a los lombardos que habían irrumpido en su jurisdicción († hacia el año 588).
• En Tours, de Neustria, actualmente en Francia, san Leobardo, que, recluido en la celda llamada Mayor cercana a un monasterio, brilló por su admirable abstinencia y humildad († hacia el año 593).
• En Zaragoza, en la Hispania Tarraconense, san Braulio, obispo, que, siendo amigo íntimo de san Isidoro, colaboró con él para restaurar la disciplina eclesiástica en toda Hispania, siendo su semejante en elocuencia y ciencia († 651).
• En Wareham, en Inglaterra, san Eduardo, rey, que, todavía adolescente, fue asesinado dolosamente por los criados de la madrastra († 978).
• En Mantua, en Lombardía, Italia, tránsito de san Anselmo, el cual, siendo obispo de Lucca, en la controversia de las investiduras, fidelísimo a la Sede de Roma, puso en manos del papa san Gregorio VII el anillo y el báculo pastoral que, de mala gana, había recibido de manos del emperador Enrique IV, y expulsado de la sede por los canónigos que rechazaban la vida comunitaria, fue enviado a Lombardía como legado del Papa, de quien fue un valiente colaborador († 1086).
• En Cagliari, en Cerdeña, san Salvador de Horta Grionesos, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que para la salvación de cuerpos y almas se hizo humilde instrumento de Cristo († 1567).
• En Lancaster, en Inglaterra, beatos Juan Thules, presbítero, y Rogerio Wrenno, oriundos de esa misma región, mártires de Cristo en tiempo del rey Jacobo I († 1616).
• En el cenobio Saint-Sauveur-le-Vicomte, de Normandía, en Francia, beata Marta (Amada) Le Bouteiller, virgen de las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia, que, apoyándose sólo en Dios, cumplió los más humildes oficios siempre con toda paciencia († 1883).
• En Florencia, en Italia, beata Celestina de la Madre de Dios (María Ana) Donati, virgen, fundadora de la congregación de las Hijas Pobres de San José de Calasanz († 1925).
(Del Martirologio Romano)