DIA 2
En nuestro segundo día de preparación a la fiesta del Corazón de María, nos acompaña María Abelaira, que pertenece al instituto secular de las Hijas del Inmaculado Corazón de María. Ella nos introduce hoy a la Revolución de la Ternura que trae María a un mundo convulso por la pandemia del Covid 19. Os invitamos a acogernos a su inmaculado corazón con las Palabras de Papa Francisco.
MARÍA, LA REVOLUCIÓN DE LA TERNURA
El pasado 27 de marzo, desde una plaza de san Pedro vacía, bajo una lluvia fina, el papa Francisco describía así la situación del mundo: “Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente” (Papa Francisco, Momento extraordinario de Oración en tiempo de epidemia, 27 de marzo). Ahora, casi tres meses después, nos preguntamos cómo será el mundo después de la pandemia. Con María, soñamos en un mundo con un nuevo corazón. Le pedimos a Dios que la dureza de los corazones se transforme en compasión y disponibilidad.
Meditamos con María
Contemplar a María como la mujer “llena de gracia”, como la aurora que prepara el amanecer del Sol, tiene un profundo significado en nuestro tiempo. Muchas personas bautizadas tienen la impresión de vivir su fe como una permanente noche en la que apenas se ve nada. También está metáfora –la noche– se aplica a las culturas que viven “como si Dios no existiera”. El papa Francisco la ha aplicado a la pandemia del coronavirus.
En ese contexto, la historia de quienes han redescubierto el significado profundo de la fe está con frecuencia asociada a María. En algunos casos, ha coincidido con la peregrinación a un santuario mariano; en otros, con el recuerdo de experiencias infantiles ligadas a la madre de Jesús.
En el descubrimiento de la fe, en la preparación del encuentro con la luz de Jesús, María es la aurora que prepara el amanecer, el mundo nuevo del encuentro con Dios. Ella es como la pedagoga que nos introduce en el misterio de su Hijo y nos susurra al oído: “Haced lo que Él os diga”. Es la presencia femenina que sabe acompañar nuestras búsquedas y tropiezos, nuestras crisis y ansiedades. No se impone como el sol del mediodía, sino que se insinúa como la aurora matutina. No se convierte en protagonista, sino que prepara el advenimiento del verdadero Sol.
En el Corazón de María encontramos la maqueta del mundo querido por Dios. En ella, la “revolución de la ternura” es capaz de derribar del trono a los poderosos y ensalzar a los humildes, de poner corazón donde los seres humanos ponemos ambición y deseos de poder.
Oración a María del Papa Francisco
«Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios».
En la dramática situación actual,
llena de sufrimientos y angustias
que oprimen al mundo entero, acudimos a ti,
Madre de Dios y Madre nuestra,
y buscamos refugio bajo tu protección.
Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos
en esta pandemia de coronavirus,
y consuela a los que se encuentran confundidos
y lloran por la pérdida de sus seres queridos,
a veces sepultados de un modo que hiere el alma.
Sostiene a aquellos que están angustiados porque,
para evitar el contagio,
no pueden estar cerca de las personas enfermas.
Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto
y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.
Madre de Dios y Madre nuestra,
implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine
y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz.
Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo,
pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos
y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza.
Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario,
a los voluntarios que en este periodo de emergencia
combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar otras vidas.
Acompaña su heroico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud.
Permanece junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos,
y a los sacerdotes que, con solicitud pastoral
y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a todos.
Virgen Santa, ilumina las mentes
de los hombres y mujeres de ciencia,
para que encuentren las soluciones adecuadas y se venza este virus.
Asiste a los líderes de las naciones,
para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad,
socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir,
planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance
y con un espíritu de solidaridad.
Madre amantísima, acrecienta en el mundo
el sentido de pertenencia a una única y gran familia,
tomando conciencia del vínculo que nos une a todos,
para que, con un espíritu fraterno y solidario,
salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza
y situaciones de miseria.
Anima la firmeza en la fe,
la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración.
Oh María, Consuelo de los afligidos,
abraza a todos tus hijos atribulados,
haz que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia
y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad.
Nos encomendamos a Ti,
que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Amén.
El próximo sábado 20 de junio celebraremos la fiesta del Inmaculado Corazón de María, que tanto significó en la vida del Padre Claret. Por eso en estos días previos algunas personas vinculadas a nuestra parroquia y a la familia claretiana comparten con nosotros qué es para ellos el Corazón de María.