No caben las medias tintas en la vida cristiana. Ni la tibieza en el cumplimiento de las exigencias del Evangelio. Ni el querer contemporizar con unos y con otros para intentar complacer a todos. Jesús nos ha dejado claro cuál es el camino por el que tenemos que andar si queremos ser de los suyos. No nos inventemos nosotros otras rutas que no nos llevan al destino en el que Él nos está esperando. Si somos consecuentes con la fe que decimos profesar, viviremos conforme se nos pide. De esta forma no perjudicaremos a los demás ni nos causaremos daño a nosotros mismos.
Este mundo nuestro está pidiendo a gritos más plegarias de quienes creemos en Jesús. Sobran tensiones, descalificaciones de unos hacia otros y odios entre personas