¡Cuántas veces ocultamos nuestras intenciones reales bajo la apariencia de querer conocer la verdad! ¡Cuántas veces nos engañamos a nosotros mismos y engañamos a los demás! Buscar la verdad exige que seamos humildes y sinceros con nosotros mismos. Que vayamos dispuestos a descubrir lo auténtico, aunque nos duela, porque no es lo que nos gustaría que fuera.
La fuerza interior, si está dirigida desde el Señor, nos lleva a construir, paso a paso, pero sin desmayo. Lo importante es comenzar y perseverar.