La fuerza inmensa que nace de Jesús presente en el Pan y el Vino nos empuja a vivir conforme nos marca la doctrina que Él nos dejó en las páginas del Evangelio. Es la realidad gozosa de sentir plenamente que está presente entre nosotros, nos comprende, nos ayuda y nos ama. Y nunca nos abandona, porque nos ha prometido estar a nuestro lado hasta el final.
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La meta de cualquier cristiano es la santidad, siguiendo así las enseñanzas del Maestro. Alcanzarla es difícil, pero nunca imposible.
¡Cuántas veces no nos atrevemos a dar determinados pasos, en la línea evangélica, porque nos atenazan los miedos a lo
Cuando obramos en conciencia, siguiendo los dictados del Señor, adquirimos las fuerzas suficientes para ser firmes y no tener miedo
Sabemos que Ella, la Madre, está siempre a nuestro lado, echándonos una mano cuando lo necesitamos, manteniéndonos firmes en los
La infinita misericordia del Señor le lleva a suavizar los sacrificios que nos supone el seguirle conforme nos tiene mandado.
Los cristianos estamos llamados a participar en la construcción de un mundo mejor. Por eso las alegrías y sufrimientos de