¿Hay mayor amor que el que nos da Jesús, nuestro Dios y Señor? Murió por nosotros en una cruz, como el peor de los malhechores. Cargó con todas nuestras miserias, para liberarnos de ellas. Y más aún: se quedó presente en la Eucaristía, convirtiendo el pan y el vino en su cuerpo y su sangre. Para alimentarnos espiritualmente. Para ser nuestra comida. Inmenso amor el que nos tiene al hacerse alimento nuestro que somos indignos de recibirlo.
Entregarnos del todo. Sin reservarnos nada para nosotros mismos. Entregarnos por completo a Dios y a los hermanos. Esto es